Se ha dicho y se dirá
mucho políticamente, lo que significa y significó Hugo Chávez no sólo para la
escena política venezolana sino también para toda Latinoamérica. Abundar en
ello sólo nos volverá redundantes. Desde Historia Nacional y Popular queremos e
intentamos, como siempre, generar nuevas miradas y aportes para la reflexión.
No vamos a poder cumplir
con este cometido. Porque todo Chávez es un personaje original en sí mismo. Sus
interminables discursos rescatan, a todo momento algo que nosotros desde este
espacio ponderamos como una herramienta de construcción política y que es
condición sine qua non para un
direccionamiento ideológico nacional y popular: la sensibilidad. Chávez
no citaba una canción: la cantaba. No se refería a un poema: lo recitaba. No
hablaba de la alegría: la transmitía. Porque la sensibilidad le sudaba por los
poros, entonces, se llevaba a las trompadas con el protocolo. Y pintar un
retrato de su “amigo Néstor” y entregárselo en una ceremonia a la Presidenta de
la Nación Argentina diciéndole “Princesa, mi reina…” y emocionarse hasta las
lágrimas y el abrazo en esa entrega… No es para todos. Sólo los líderes con
amor hacia su pueblo, hacia su vocación de servicio, son capaces de transmitir
la sensibilidad necesaria para que sus políticas se dirijan hacia los
marginados, hacia los pobres, hacia los que sufren… Estos líderes de
extrema sensibilidad hacia sus pueblos, estos pueblos extremadamente
sensibilizados hacia sus líderes, son producto de una determinada ideología, de
doctrinas
políticas solidarias, de tendencias económicas olvidadas de los números y las
estadísticas y basadas en el amor... Por eso, la derecha apenas reemplaza a sus dirigentes; mientras que
nosotros, desde el campo nacional y popular, los vemos irremplazables y los
lloramos desde lo más profundo porque eso nos inspiran: amor.
Porque eso es lo que nos brindan desde lo político. Es el ejemplo de Néstor Kirchner,
de Evita, de Perón, del Che, de Sandino, de Emiliano Zapata, de San Martín, de
Bolívar y de tantos otros que contemplaron el amor y la solidaridad como
estrategia política y herramienta de análisis ideológico.
Estas
últimas 24 horas fueron duras para quienes sufrimos la pérdida de un gran
líder. Y las sensaciones fueron ambivalentes. Si decidimos calmar las
sensaciones para volcarlas en este espacio, fue por lo sucedido en lo cotidiano
por cada uno de los que estuvo atento a la información: un pueblo entero
movilizado y dolorido por su pérdida. Pero también una horda de salvajes
incivilizados celebrando la muerte del enemigo político que en vida no pudieron
derrotar ni por las buenas (elecciones) ni por las malas (fallidos golpes de
Estado y planes de magnicidio). Cuando me hube calmado de ello, analicé las
sensaciones y siempre, en la vida política, me remito a mi Historia. Y sólo
pude arribar a una conclusión contundente, definitiva: hace quince años atrás
sólo me emocionaba viendo los videos de Evita, escuchando al General y leyendo
al Che. Jamás imaginé, en ese entonces, que este momento me encontraría
llorando por la muerte de líderes políticos argentinos (Néstor Kirchner) o
extranjeros (Chávez) o padeciendo sus infortunios (Lugo, Lula o Khadafi). La
conclusión, pues, es que estamos viviendo un momento notable, políticamente
hablando. De la desesperanza de fines de siglo XX a la sensibilidad plena
podría decirse que hubo siglos de devenir y, sin embargo, en menos de una
década la tendencia se revirtió gracias a la acción de estos líderes que transformaron
su época renovando la esperanza.
Sólo
nos queda seguir su ejemplo, como muchos manifiestan, y apoyar con coherencia
los proyectos nacionales y populares de la región, sin olvidar que Chávez fue
kirchnerista y Cristina es chavista, como Evo es frenteamplista y así
sucesivamente. Porque eso de ser nacional y popular para Venezuela pero en
Argentina no porque “no me dejan acceder a los dólares” o “está Monsanto”, es el
mismo error cometido por muchos de los que hoy lloran al Comandante y ayer lo
cuestionaban por sus ventas de petróleo a Norteamérica. Esas diferencias y
particularidades de políticas en las regiones se expresan por sus propias
coyunturas y realidades. Pero a la hora de concretar políticas comunes, en la
foto, siempre están todos juntos de la mano, como un bloque, olvidando el
chiquitaje y luchando por una Latinoamérica unida.
Hasta
siempre, Comandante. Vamos a lamentar mucho tu partida. Pero más vamos a
celebrar tu presencia, tu paso por esta vida y tu legado.
MUY BUENO!!! EXCELENTE Y TOTALMENTE DE ACUERDO!!
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